The cultural recreations of consume
Las Recreaciones culturales del consumo: Los Quids del Mercado, Fenomenologia y hermenéutica en la observación participante.
© Por Abdel Hernandez San Juan
This paper discusses a theory of participant observation in cultural anthropology research method concluded as result of my fieldwork in urban sociology and urban anthropology in the popular markets of Venezuela during three years. The paper discusses with my own experience in the markets out there in the streets how a phenomenological analysis of the markets based in my own body experience gaved form to an hermeneutic theory of participant observation which moved it into completely new parameters toward dissolution of the observer under a phenomenological fusions between hermeneutic and comprehension with the body full evolved in fieldwork and without external observer.
the paper discusses the phenomenological characteristic of the popular markets of Venezuela, the relation between verbal and nonverbal communications, the pregiven phenomenological conditions inside markets to the way of seen and being seen, the relationships between vendors and purchasers and the multiplicity of a multisensorial universe in intersubjectives relations, the market itself as a mise in scene around barters, between others things,
From recalling my previous usual ways to be in the markets as a simple purchaser who enjoyed it from everyday life on weekends to the idea of a silent observer of details to late seen how the position of the observer is deconstructed since to get The quickness grasp of the Markets phenomenology and hermeneutics need to be related, when becoming immersed and submerged was a condition to compression
the paper discusses the popular markets as a well delimited cultural tradition itself, a urban custom phenomena defined by the cultural recreations of consume and how discussing together issues of fieldwork and issues of the culture in question, helps to enrich rather than to stereotype and limit, the immersion in cultural values, like the visual imageries of carnival, about which usually this kind of markets of barters are interestingly related in terms of symbolic theory, popular urban markets are both visually and in terms of urban culture a well delimited phenomena to the body alive memory as to culture itself.
Keywords: the urban popular markets of Venezuela, cultural Anthropology, phenomenology and hermeneutic, participant observation
La cuestión de las recreaciones culturales del consumo que centrara el conjunto de este ensayo, adquiere cada más interés en mi perspectiva para la investigación antropológica y teórica, el realizar trabajo de campo durante dos años en su primer momento antes de comenzar a hacer mi obra de etnografía experimental The Market from Here, en mercados urbanos los cuales no conforman ellos en sí mismos, desde el punto de vista físico, como pueden ser el caso de pueblos, aldeas, o grupos sociales precisos, agrupaciones humanas unidas entre sí por relaciones de parentesco o filiaciones sociales como clanes o tribus, sino de grupos humanos que se dan cita en espacios urbanos para desplegar en ellos sus negocios, sus busssines y sus ventas, inicio a ponerme al tanto de ello.
En una sociedad como la venezolana en los años en que hice este research la cultura capitalista neoliberal de entonces regida por la transnacionalizacion de las económicas, la incorporación al sistema monetario y financiero mundial, los mercados urbanos como forma de cultura material y visual expresadas en trueque y transacciones, reflejaban en la imagen del tráfico urbano, el trafico más general en que adquirían forma los procesos generales de la economía.
Lo antes dicho, sin embargo, no significa, que como en las finanzas y el sistema crediticio del capital abstracto, estos mercados se disuelvan en abstracciones, si algo los hace atractivos y únicos para el trabajo sociológico y antropológico es que precisamente son los únicos modos culturalmente tangibles y visibles en que el mercado se expresa como una forma de cultura con sus enclaves, sus sitios, sus emplazamientos y sus formas de asimilación y despliegue de grupos sociales.
La cuestión que me propongo centrar en este ensayo como decía es la de las recreaciones culturales del consumo en su relevancia para el research antropológico teórico pero lo hare, sin embargo, no para referirme a lo que son estos mercados en sí mismos, como hice otras veces, sino antes bien para discutir las especificidades que se plantean a la metodología del research en la relacion entre las formas del recorte epistemológico entre el sujeto y el objeto, por un lado, como una problemática de teoría del conocimiento, epistemología y los modos de construcción textual expresados en sus dos formas, como formas de la escritura que uno mismo escribe vuelta texto, una vez más lo que Geertz llama autoubicaciones en las formas de solucionar la relacion entre los modos textuales de escritura y las puestas en escenas escriturales del trabajo de campo, y como formas de construcción textual en la producción de hermenéuticas de la cultura entre el texto de la escritura y aquel de la cultura, asi como la relacion entre esto último, y la problemática misma de los modos de dilucidar bien reconsiderados en la reflexión, bien retomados por sus modos de darse en la experiencia misma y en la relacion directa desde y con los mercados, la cuestión misma del trabajo de campo en torno a la pregunta por las formas de la observación participante.
Pero dado que los mercados mismos de que se trata no conforman ellos, en lo que los recorta allí y allá afuera en la realidad urbana y social, totalidades cuyo todo pueda ser recortado como el conjunto de alguna formación social considerada en sentido tradicional, es decir, dado que estos mercados, si bien si conforman en términos urbanos y visuales conglomerados, no son ellos mismos, en lo que los recorta como modos de darse cita seres humanos en la actividad del trueque y el intercambio de mercancías por dinero, agrupaciones sociales que consideramos conjuntos cohesionados por nexos de consanguineidad, linaje, raza, etnicidad, si siquiera grupos sociales en el sentido en que definimos este concepto en la sociología urbana, la problemática tradicional que se ha planteado al trabajo de campo tanto para la sociología urbana contemporánea como para la antropología está en entredichos.
No se trata en los mercados populares urbanos en que hice trabajo de campo, de conjuntos sociales unidos entre sí por relaciones de etnicidad, raza o linaje ni siquiera de tradiciones que puedan considerarse las de una cultura perse al mercado sino que se trata en primera y última instancia del mercado mismo como una forma de cultura, el mercado como tradición cultural, un tipo de mercado que expresa el en sus niveles societarios de trueque económico, la imagen visual más concreta que podemos disponer, vuelta seres humanos visibles envueltos en transacciones de objetos y dinero, de lo que a otro nivel en el mercado abstracto del sistema financiero son las transacciones económicas.
Para que se entienda en un modo lo menos complicado posible lo que quiero discutir será necesario antes refrescar con detalles de que tipos de mercados estamos hablando y cuáles son los tipos de diatribas que se plantean en estos a la observación participante.
Como explicaba en otro ensayo estos mercados urbanos son en su gran generalidad de dos tipos, o se despliegan dentro de y alrededor de edificios de la arquitectura que les son asignados como áreas legales en las que pueden hacerlo, ocasión en la cual por lo general el vendedor dispone de un cubículo o espacio que bien puede ser rentado, comprado o de una vez de su propiedad, el cual forma parte de la arquitectura de un gran edificio que ha sido vaciado o dispuesto para esa funcionalidad, o bien se trata, como inicia a ocurrir ya desde las mismas periferias de esos emplazamientos legales, de sistemas de construcción ideados y creados por los mismos vendedores diseñados para acampar en un área bajo el cielo raso instalando tubos usualmente montables y desmontables, alrededor de los cuales con materiales diversos tales como fuertes lonas, bobinas de plástico transparente de doble refuerzo y tela, que usualmente mediante el uso de alambres y otros sistemas de amarres les proveen casuchas techadas creadas por ellos mismos en las cuales se sientan y desplieguen sobre mostradores y mesas las mercancías.
Este tipo de mercados construido por los mismos vendedores a la intemperie, como decía, inicia a ocurrir en los alrededores y en las periferias de aquellos edificios de la arquitectura que han sido asignados por el gobierno de turno como el área en que pueden realizarse las ventas de forma legal, dentro de los cuales por lo general la actividad de la venta ocurre en la forma de cubículos de mayor o menos tamaño los cuales o bien son habitaciones o fragmentos de habitaciones propias a esas construcciones reutilizadas para los fines de la venta o bien son construidas con sementó en relacion a esa arquitectura, muchas de ellas tienen una forma o aspecto que recuerda la imagen de los closets en que se guarda ropa solo que serían como una consecución de muchos closets todos abiertos sin puertas unos a lado de los otros dentro de cada uno de los cuales, con mostradores agregados, está parado el vendedor con su mercancía desplegada.
Es alrededor de este tipo de mercados, que se despliegan entonces en sus periferias los mercados a la intemperie autoconstruidos por los vendedores los cuales en las afueras de esos edificios se inician desde sus mismas puertas por fuera abarcan esa cuadra pero luego pueden desplegarse en sus alrededores hasta casi quinientos metros a la redonda subrayando el área de entrada y salida del gran mercado,
Este principio, que se puede nítidamente ver en el mercado de quinta crespo, es el mismo que se repite en las terminales interprovinciales, en estas últimas, el edificio mismo de la terminal es el que arquitectónicamente ha sido dispuesto para el despliegue legal de vendedores en áreas del edificio que usualmente rodean formando parte de él, la parte en que se sientan los pasajeros en esperas de los ómnibus y por la cual estos últimos entran para ser abordados, se repite este principio porque entonces alrededor de los nichos de venta que se despliegan dentro de la misma arquitectura de la terminal se inicia a desplegar desde que comienzan las calles los sistemas de vendedores que construyen sus propios acampamientos techados donde venden su mercancía.
Entre una cosa y la otra, el vendedor que vende dentro de un cubículo sementado que forma parte de la arquitectura y el vendedor que se despliega en sus periferias con sus propios sistemas constructivos techados al aire libre, tienen lugar entonces los otros dos tipos de vendedores, los buhoneros, que aprovechan la situación para desplegar la mercancía de forma improvisada en áreas que escogen donde ponen telas, nailon o lonetas en el piso y despliegan en ellas la mercancía o los vendedores ambulantes que caminan con la mercancía en su cuerpo y van pregonándola y vendiéndola desde los mismos lugares en que están sentados los pasajeros, hasta las áreas por las que circulan los consumidores y compradores cuando compran a los vendedores de los cubículos de sementó o cuando compran a los vendedores que tienen en sus periferias sus mercados autoconstruidos y techados formando entre todos el vendedor de cubículo de sementó, el vendedor acampado al aire libre, el buhonero que improvisa su mercancía en el suelo y el vendedor ambulante la principal configuración visual y urbana de un área de alrededor de quinientos metros cuadrados que conforma lo que llamamos mercados urbanos populares.
Hay sin embargo diferencias significativas entre estos dos mercados recién descritos el de quinta crespo y los mercados de las terminales interprovinciales y un mercado mayorista como el de coche, en este último, no se trata de un edificio de varias plantas y de dos cuadras a la redonda que ha sido dispuesto en su totalidad para que ocurran en el mismo legalmente este tipo de mercados.
El mercado mayorista de coche por su propia naturaleza de ser un mercado mayorista y sobre todo por ser el mercado mayorista principal de caracas a través del cual obligatoriamente tiene que pasar toda la mercancía que llega desde el resto del país hacia la capital reviste características muy distintas, este último, que por lo demás, no ocurre como los otros, en el centro mismo de la ciudad o en las terminales, sino a aproximadamente a cincuenta kilómetros en las afueras de la ciudad, consiste en un área de calles conformada por galpones, estos galpones de grandes dimensiones son por lo general cada uno propiedad de un distribuidor, este distribuidor recibe del resto del país el tipo de mercancía que el distribuye semanalmente en su galpón y por un lado del galpón que usualmente es, desde el punto de vista de las calles por las que se transita, el mismo lado para todos, se despliega abierta una gran estera de almacén por medio de lo cual el interior del galpón con toda la mercancía a ser distribuida almacenada se hace visible para el visitante.
El comprador en el mercado de coche no es por lo general una persona que camina sino usualmente son camiones de muy distintos tamaños que manejan sus propietarios privados, camiones pequeños y grandes, pequeñas van o camionetas que llegan hasta los galpones a comprar la mercancía almacenada por los distribuidores en esos galpones, en este sentido se trata de una relacion mayorista entre distribuidores, el que la almacena es un propietario distribuidor que ha comprado la mercancía al que la trae desde el resto del país en camiones, el que viene a comprársela a él es entonces un distribuidor más pequeño no ya mayorista sino minorista quien por lo general distribuirá esa mercancía en caracas o la venderá directamente.
Ahora bien, debido a que por estos portones de galpones no se genera venta y compra a personas que vienen directamente a comprar sino solo ventas a camiones que redistribuirán la mercancía, por la parte de atrás de esos galpones que es donde sus dueños reciben la mercancía desde el resto del país se generan aparcamientos temporales que hacen los mismos distribuidores que han traído la mercancía desde el resto del país, estos últimos, además de vender su mercancía al por mayor a los dueños de los galpones durante los días en que han hecho el largo viaje, paran sus camiones o camionetas y se disponen a la venta, de este modo viene si gente desde caracas a comprarles directamente y se genera sobre todo los fines de semanas una venta y una compra que también incluye la circulación de personas que caminan, truecan y compran en torno a las cuales, entonces, y esta es una características principal del mercado de coche, circula un distribuidor carretillero que está continuamente desplazándose con carretillas llenas de mercancía, estos carretilleros, central en la urdimbre visual del mercado de coche y que son miles, comunican continuamente al camionero que llega desde el resto del país que luego de vender su mercancía a los dueños de galpones, se dispone a vender el resto a peatones directos, a ese comprador directo, al dueño del galpón que está vendiendo a camiones minoristas y a estos últimos.
Deben agregarse entonces a las características del mercado de quinta crespo y de las terminales de ómnibus interprovinciales, por un lado, y a las características del mercado de coche, por el otro, tres tipos más de mercados y estos tres tipos adicionales de mercados serán decisivos sino centrales para el análisis y comprensión del mercando urbano popular, se trata ahora de el más fuerte culturalmente de estos mercados que es un mercado parecido al que se despliega en las afueras o periferias que describía antes, aquel formado por vendedores que han creado ellos mismos el sistema constructivo de su puesto o lugar de venta formado por grandes tubos y maderas que hacen de estructura el cual forran con lona, plástico y tela amarrándolo con alambre y otros medios techado, pero que ya no se despliegan como periferia de un área legal asignada definida por un edificio de mampostería en la arquitectura, sino que ahora gozan de la posibilidad de que ellos libres puedan disponer de toda una área de la ciudad que se les otorga para que puedan desplegarse legalmente.
Esta área que se les otorga conforma por lo general un gran boulevard y puede abarcar aproximadamente dos kilómetros cuadrados incluye que pueden desplegarse acampando cientos de miles de estos vendedores en las calles, en los parques y en los bulevares de esa área de la ciudad, las características de este tipo de mercados, el más importante a nivel antropológico, vienen dadas en que su legalidad es definida no por un principio de ingeniera urbana y arquitectura civil sino por un principio ceremonial relativamente recreacional y festivo relacionado a las tradiciones culturales pero no, como ocurre en el carnaval y otras formas del festejo cultural en el sentido de celebrar una tradición cultural ella en si misma ajena al mercado sino en el sentido de celebrar al mercado mismo como tradición cultural popular, ejemplos de este mercado son el mercado de Barquisimeto en una provincia asi llamada a varias horas de Caracas y en Caracas el mercado de Katia que se realiza en una zona residencial caracterizada por parques centrales peatonales entre calles pero que se disemina por las tangentes y las ramificaciones de calles a varios kilómetros a la redonda.
Y esta es una de las principales conclusiones de la primera etapa de mi trabajo de campo solo, es el mismo una tradición cultural tanto urbana, el ir de compras, el salir de mercadito, el darse cita la comunidad en sitios de compra y venta, la placita publica del mercado, como en el sentido en que como tradición se imbrica con las costumbres, las usanzas, el folklores, los estilos de vida y el sentido ordinario de la vida cotidiana de la gente, fenómeno que luego de concluirlo, la investigación sobre el hecho de que los mercados urbanos populares son ceremonias rituales que tienen como principio básico el trueque, inicie a investigarlo ya no solo en directo sino también en los archivos visuales de la memoria cultural de caracas.
Se trata de formas de mercados contemporáneas en el sentido de su carácter urbano en las cuales rige una sentido capitalista neoliberal de la mercancía, el propietario privado de su negocio y de su busssines sin ningún tipo de intervención del estado, cuya venta está regida por un sistema monetario y económico libre pero se trata, sin embargo, al mismo tiempo, aunque no son exclusivamente mercados agrícolas y alimentarios, sino que incluyen un amplio despliegue de mercancía centrada en el vestuario, en el decorado y adorno del cuerpo, en la venta de artefactos para la ambientación y utilería doméstica y en distintas formas del simbolismo visual de la cultura incluyendo la salud corporal y la religión, de un mercado que es el mismo una tradición cultural, una forma ceremonial y ritual de cultura, de hecho, desde el punto de vista de sus características en la relacion con el tipo de vendedor, la ciudad y la cultura, resultan muy similares por no decir casi iguales a los mercados agrícolas de la ciudad de los Angeles como pude conocer y hacer trabajo de campo en estos últimos cuando se desplegaban en el área alrededor de la biblioteca pública de los Angeles entre los meses de enero y febrero del año 2003
Llamaré a estos últimos mercados de boulevard debido a que se genera en torno a ellos, aunque esa área de la ciudad no sea considerada ella en si misma boulevard, un tipo de tránsito peatonal de compradores que los recorren, este es la expresión actual de la otrora placita publica del mercado dominical intrínsecamente relacionado a la tradición cultural del mercado como forma de cultura en la ciudad el cual forma el mismo un boulevard desde el momento en que se despliega en la forma de cientos de miles de estos vendedores que acampan a ambos lados de la calle durante kilómetros a la redonda, el mismo ciertamente deja de formar ese boulevard en los momentos del año en que no se despliega el mercado, pero mantiene ciertas relaciones antropológicamente con aquel otro que antes de ser un mercado es de por si considerado un boulevard en el cual entonces se despliegan mercados.
Se agregan a este tipo de mercados dos tipos más de mercados los cuales también adquieren relevancia antropológica por otros motivos, por un lado, en la misma forma en que el vendedor que acampa con su propio sistema constructivo haya la autonomía de su forma de mercado en estos últimos que he descrito y definido como los más significativos para el research antropológico muy alejados y en nada relacionados como los primeros descritos, a una cuestiones de ingeniera civil y arquitectura, también el buhonero o vendedor improvisado, que antes veíamos solo en las periferias del primer y el segundo tipo de mercados discutidos, haya autonomías para su formas de mercado y esta forma autónoma se despliega entonces en el modo de mercados de alta densidad social alrededor de áreas de mucho tráfico y tránsito peatonal en la ciudad como son las entradas y las salidas de los metros, y algunos enclaves peatonales en la parte colonial y antigua de la ciudad tales como la avenida Baral, asi como en pasos peatonales tales como arcadas y túneles.
Finalmente tenemos el mercado rural de autopistas que no podemos considerar un mercado urbano pues es directamente asumido por vendedores que viven en los pueblos aledaños a las autopistas y cuyo principal comprador son la personas que viajan en automóviles u ómnibus entre unas provincias y otras, estos mercados, construidos en madera y directamente con troncos de árboles, asi como con techos de paja y de distintos tipos de hojas de plantas, son en las avenidas que comunican a caracas con la parte oriental en dirección a Anzoátegui, esencialmente mercados de cacao, casabe y frutas, incluyen también la venta de alimentos cocidos en base al maíz como la cachapa con queso, y en las avenidas que comunican a caracas con el occidente del país en dirección a Mérida y el páramo mercados de alfarería esencialmente cerámica destinada a utensilios del hogar tales como tasas y pozuelos cerámicos, artesanía y tejidos andinos e indígenas tales como hamacas, mantas, colchas, manteles y otros tipo de tejido como cestería.
Que caracteriza al hombre en este tipo de circunstancias según los distintos tipos de mercado que he referido y cuáles son los retos de la investigación sociológica, antropológica y etnográfica de estos mercados tanto desde el punto de vista del research y sus recortes para las formas textuales como desde el punto de vista del trabajo de campo y las formas de observación participante allí afuera.
No estamos en ellos investigando ni una aldea ni un pueblo, mi un clan, ni una tribu, ni una familia, puede darse en algunos la situación de que un cubículo determinado pertenezca no a un vendedor propietario individual sino a un matrimonio con hijos o una familia, pero nada garantiza que el vendedor que tendrá a su lado a la izquierda y el que seguirá a su derecha no tenga ningún tipo de relacion familiar, sino que sean vendedores asociados por nexos de amistad o simplemente personas que llevan sus busssines individualmente, de modo que nada permite que lo que relaciona a estos conglomerados como conjuntos humanos que se dan cita en sus espacios, pueda ser remitido a cuestiones de parentesco
en la misma forma el vendedor a quien le estas comprando puede ser negro, pero el que está a su lado es blanco, el próximo que le sigue es mestizo, los siguientes diez cubículos los llevan blancos, los dos siguientes indios y los tres siguientes negros, no hay modo de estudiar estos mercados según principios ni de parentesco ni raciales, pero incluso si se quisiera forzar la mano para estudiar estos mercados en un sentido étnico cultural en ningún otro lugar como en los mercados está más lejos el ser humano de los elementos etnicoculturales en aquello que le da cita con otros seres humanos y los relaciona en torno a la compra, la venta y el trueque, que en un mercado.
Para discutir aquí los modos de la observación participante he concluido en base a mi experiencia directa superponer y contrastar las relaciones entre dos modos de hacer las preguntas por aquella, en una primera modalidad voy a dar por supuesto, lo cual me ocurrió con continua frecuencia, de que cuando uno va al mercado con la intensión no ya solo de comprar como lo ha hecho antes la mayor parte del tiempo en su vida, sino esta vez también de tratar de comprenderlos y escribir sobre ellos, difícilmente deja también de ir esa vez también de compras entre otras cosas porque se hace casi imposible inmersionarse en estos mercados rodeados de ofertas y productos a la venta, no sentirse tentado y no pocas veces más que seducido necesitado de ir de compras, la cuestión que esto plantea nos sitúa entonces para la discusión de las formas de observación participantes primero y antes frente a la relacion que esa diatriba plantea, la de como solventar en la propia experiencia de uno que relaciona y que distingue la experiencia acumulada en la pura vida de haber ido una cantidad de largos años de su vida a los mercados por la sola necesidad vitar de ir de compras sin aun haberse planteado un research sobre ello, de aquellas veces en que a partir de un cierto momento un proyecto de research comienza a pretender uno algo más que solo ir de compras para hacer trabajo de campo en los mismos.
Este hecho, que de por si trae al primer plano y valida a nivel antropológico el hecho de que el proyecto en cuestión active en uno y en su propia experiencia retomar, revisitar, ir a y reasumir el interés que reviste para ese nuevo modo de ver su relacion a los mercados, la experiencia acumulada que había uno tenido antes sin hacerse preguntas de research.
Desde la primera vez en que me vi en uno de estos mercados recorriéndolos con una intensión adicional al solo hecho de pasar mi fin de semanas de compras como simple necesidad de vida, mi primera pregunta y lo primero que me vino al pensamiento se me presento alrededor de esta diatriba que no lo era aún respecto a cómo relacionarme con los vendedores y los compradores sino respecto a cómo relacionar en mi propio acerbo una experiencia previa acumulada, antes no considerada en ese modo, pero ahora vuelta relevante por ello, y un modo de estar en los mercados en los que se agregaba la pregunta de pretender algo más respecto a ellos, conocerlos, comprendernos, desarrollar una teoría sobre ellos, escribir una sociología y una antropología.
Lo primero que se planteaba desde el momento en que iba ahora con algo más por buscar que solo ir de compras pero al mismo tiempo mientras se hacia casi imposible eludir que cada nueva vez con algo más por buscar dejase de ser también y no dejase de ser nunca, una vez más también ir de compras, era el que problemas teóricos me planteaba la relacion entre formas de revisitar una experiencia acumulada de mi estar en los mercados por largos años sin pretender algo más de ellos que pasar de un modo mi fin de semana y traer a casa un montón de cosas compradas, como forma de conocimientos antes ya adquiridos sobre una realidad cultural sobre la cual comenzaba a preguntarme en términos de escribir una teoría.
Pero si bien aquella experiencia acumulada era ella misma un conocimiento haberla vivido sin pretensiones adicionales también supuso para mí un modo de atenderla que no habría prestado atención al tipo de cosas en que comienza uno a reparar o a acentuar y preguntar por cuando la pregunta comienza a modificarse.
En este sentido, sin aun agregar a mis razones, lo que más tarde concluí luego de estudiar bien por varios años los mercados, sobre la observación y el punto de vista en ellos y sobre la polifonía que los caracteriza, para aquel entonces se trataba de averiguar porque el iniciar un modo de participación al cual se agregaba algo más que solo ir de compras, pretender una teoría, comprender una realidad, conocerla y en algún modo comunicar algo sobre ella a una cantidad de lectores, tendría que dejar de ser una verdadera participación en lo que hace a los mercados en la vida cotidiana.
Este hecho, que antes he remitido a las teorías de finales de los sesentas hasta principios de los ochentas sobre la semiótica de la comunicación extraverbal cuando para investigar a fondo la semiótica de los signos no verbales se tomaban situaciones en las que los individuos no se comunicaban entre sí bajo condiciones de research sino simplemente cuando lo hacían sin preguntarse por ello en las situaciones ordinarias en que tal tipo de comunicación se da en la vida, iniciaba a llamar al análisis que significa estudiar algo tal como ocurre cuando la gente no repara en mirar hacia ello en otro modo que como lo hace ordinariamente no pasaba sin embargo de remitirme a la idea de una observación silente de lo que transcurría a mi alrededor, una observación atenta, minuciosa en algunos casos, en un por ciento una observación eminentemente visual aunque también sonora que debía atender los detalles tanto respecto a cómo son las cosas desde el punto de vista físico, objetos, sistemas constructivos, materiales, modos de desplegarse, soluciones ambientales y de habitad, usanzas y costumbres expresadas en lenguajes corporales y vestuarios de los vendedores, modos de sentarse o situarse para la venta y durante sus recesos, el reparar en lo que se reiteraba y hacia ordinario como frecuente o estable para un número significativo de posibles situaciones y más allá el separar en mi atención en un lado aquello que conforma la puesta en escena del mercado que abarca en principio solo a los vendedores con sus despliegues constructivos y de mercancías en el espacio analizado visual como algo en sí mismo imaginando quitar de allí a los compradores algo en la realidad posible solo muy temprano en las mañanas antes del arribo del tráfico peatonal de compradores, para luego prestar a atención a estos últimos, los compradores, como el ritual o la ceremonia en que esa puesta en escena se completa y pasa a ser un toma y daca intersubjetivo continuo entre comprador y vendedor del cual debido a la relacion del mercado con la recreación no podía excluirse el disfrute que para los sentidos los mercados ordinariamente significan.
Esto último, el hecho de que los mercados son y no dejan de ser nunca sobre todo y primero mundos altamente sensorializados en los que rige el disfrute y el componente recreativo de la venta tanto como de la compra, ciertamente, no dejo de estar presente desde aquellas primeras veces en que inicie a verlos de otro modo, hasta la actualidad, mi teoría sociológica y antropológica de los mercados es ella, indudablemente, una teoría sobre mundos sensoriales hasta hoy por mucho que hayan cambiado desde aquel entonces hasta estos días el tipo de cosas en que me centro.
Pero la idea de un observador silente impacibo y atento que solo oscila entre dos variantes de posturas corporales en el estar allí de los mercados, el simple seguir siendo el comprador de siempre –si bien en la carrera y no pocas veces en su vida ha tenido uno que y casi siempre, también ofrecer sus servicios profesionales a la venta, lo que llamamos freelances, pero remitidos solo al perímetro de estas formaciones, enclaves o conglomerados que llamamos los mercados urbanos populares y su cultura como esta se recorta en el entramado citadino, un cuerpo que oscila entre aquel que va de compras y aquel que hace un tiempo en su itinerario para prestar tu atención y fijar su observación en lo que tiene a su alrededor, si se fue modificando hasta más adelante modificarse completamente.
Permanecer como un observador silente cual si fuese uno una cámara que va reteniendo detalles de lo que ve y observa es tan limitado y poco comprensivo en los mercados y de los mercados que no pasa de comunicar una descripción relativamente ordenada y tipificada de los tipos y las tipologías de vendedores, de compradores y de formas del mercado, pero no alcanza a sumergirse para nada en lo que define a esos mercados como mundos ni llega a comprender que es en realidad lo que está ocurriendo alrededor.
La idea de alrededor como también la de mundo circundante ayuda a comprender algo que no solo reviste un sentido físico y descriptivo sino que comienza a nutrirse de un sentido hermenéutico e interpretativo que comienza a serlo sobre infinidad de significatividades que hacen de los mercados mundos y universos cargados de sentido, por un lado, y en los que la problemática misma de lo que ocurre a la observación es bastante más compleja que un discernimiento entre observar atentamente con detalle descriptivo y andar distraído sin prestar atención.
En estos mercados en primer lugar está teniendo lugar ya por aquello que los conforma y los hace la puesta en escena del trueque, un toma y daca intersubjetivo entre personas todas las cuales están por la misma situación que las define ellas mismas frente a diatribas de comunicación, escoger una mercancía entre muchas que revisas entre aquellas que el vendedor ofrece media en los mercados el tipo de situación que peculiariza la comunicación que se genera entre el vendedor y el comprador, este último quiere que el comprador compre una determinada mercancía y quiere vendérsela convenciéndolo de su calidad, su interés y la seguridad en su buena compra, al mejor precio posible en tanto aquel quiere en lo posible obtener la mejor mercancía al precio más económico.
Pero esa relacion uno a uno entre cada vendedor y cada comprador en la escena que va hacia la concreción del trueque tiene un desarrollo y una evolución como puesta en escena. He introducido aquí de nuevo el concepto de puesta en escena. Es requerido distinguir mis distintos usos del mismo. Llamo puesta en escena en primer lugar al modo en que se despliegan los vendedores con sus sistemas constructivos en los que viven y habitan a la vez que despliegan su mercancía y venden.
Son estas últimas puestas en escenas no solo porque literalmente el vendedor se expone a una escena que presupone al comprador, es decir, cuando analizamos ese despliegue de un vendedor que incluyo el modo en que cada uno ha creado la originalidad de su propio modo de resolver su sistema constructivo autónomo y su modo de exponer la mercancía, vemos, sin aun poner allí al comprador, en el mismo modo en que vemos un libro que aún no tiene lector pero lo presupone, un ponerse en escena para un público anticipado,
el comprador no es propiamente un público aunque en un significativo nivel de sus itinerarios también solo contempla antes de decidirse a comprar, es en realidad un cliente y alguien que va adquirir una mercancía por dinero, pero el despliegue del vendedor es el mismo una puesta en escena, ahora bien, también es una puesta en escena el momento del trueque y está puesta en escena decía tiene un trayecto
un comprador puede escoger a un vendedor por una mercancía que ha llamado su atención sin que aquel se percatase, pero un comprador y un vendedor pueden darse cita de muchos modos y estos modos son ellos en sí mismos los que inician esa puesta en escena que va desde el momento en que se miran donde el vendedor puede hacerle al posible comprador una expresión gestual con sus ojos o con sus manos incitándolo a escogerlo y comprar en su establecimiento, hasta el momento en que luego de muchos evitados, el comprador se decide por aproximarse a una mercancía y disponerse a comprar, hay vendedores que directamente le dicen al peatón que transita algo para que le compre, algo que no siempre es una publicidad de su mercancía o referente a ella, sino que puede ser un ardid o un simple gesto que da por sentado se trata de atraer pues esta prestablecido para el comprador que el vendedor lo quiere atraer a su mercancía
esta escena puede ocurrir en silencio desde el comienzo hasta el final desarrollándose la transacción completa sin que vendedor y comprador intercambien palabras hasta el momento del pago, pero también puede ocurrir mientras el vendedor y el comprador hablan y lo que hablan puede remitirse directamente al hecho concreto de su propia relacion inmediata, hablar de la mercancía, de lo que quiere el comprador, de lo que sugiere el vendedor, o puede divagar en otros temas según lo cual mientras el comprador escoge la mercancía el vendedor le habla de cualquier otro tema o a la inversa, estos settings de diálogos son ellos en sí mismos importantes y volveré sobre ellos más adelante pues muchas veces me acogí a ellos y me sumergí a dejarme llevar por esos diálogos tomando simplemente parte en ellos
Antes es preciso recordar que la transacción que define la escena del trueque no está situacionalmente correlacionada o influida por una relacion uno a uno entre posible comprador y posible vendedor, sino que las probabilidades de que un comprador se aproxime a un vendedor y lo escoge están también correlacionadas con una competencia, muchos vendedores venden la misma mercancía con distintas características y compiten entre sí por ser los escogidos y por ser a quienes se les compra para lo cual siguen distintas estrategias por lo tanto es preciso percatarse no solo del trueque puntual que se inicia en el intercambio de miradas hasta que el comprador escoge un sitio sino antes bien en una dinámica más amplia y anterior a través de la cual muchos vendedores con similar mercancía están al asecho de compradores y estos últimos de la mejor y más económica mercancía no sin agregar los detalles puramente económicos el vendedor quiere hacer el mejor negocio posible vendiendo al más alto precio posible y el comprador quiere adquirir la mejor mercancía al menor precio posible.
Hay entonces dos dinámicas cinésicas y sinestesicas que organizan los modos de comunicación corporales e intercorporales dentro de esos grandes conglomerados humanos, una primera, supone que de por si ir de mercado es por lo general y como subjetividad dominante, una actividad sensorial de disfrute y un cumulo o una parte considerable de los desplazamientos espaciales están distendidos por este esparcimiento, el comprador puede pasar largas horas solo mirando sin comprar mucho o no todo lo que los compradores querrían, el vendedor a su vez no arriesga todo en un día o un solo comprador sino que hace un balance del conjunto de su día, su semana y su mes y como pasa allí en su casa de campaña gran parte de su año también lo experiencia como una actividad de disfrute para los sentidos, la segunda dinámica que rige es la antes evocada el hecho de que la puesta en escena del trueque como momento del toma y daca intersubjetivo esta antecedida y regulada por una competencia entre muchos que tienen la misma mercancía, ambas dinámicas se interrelacionan.
Pero como decía antes no se trata solo de muchas puestas en escena del trueque ocurriendo todas al mismo tiempo sino que se trata de la relacion entre distintas formas de la venta ocurriendo simultáneamente unas superpuestas a las otras, hay un vendedor estacionado, acampado con un sistema constructivo y techado, pero también a un vendedor ambulante que pregona y también hay un vendedor improvisado que se despliega informalmente estos dos últimos sobre todo el ambulante tienden a su vez a suplir mercancías destinadas a necesidades que la gente tiene y se les crean por el mismo estar de compra desde merendar tomar un jugo o comer algo, hasta llevar consigo algún tipo de articulo más económico que para cosas imprevistas no son vendidos en los sitios acampados
Un mercado como decía antes es un mundo circundante y desde que lo es las dinámicas de comunicaciones que pueden darse entre personas aunque regidas por este principio básico de la puesta en escena del vendedor y de la puesta en escena del trueque, tienen un margen amplio de posibilidades, alrededor de una mercancía puede generarse un dialogo que pase de ser sobre esa mercancía a ser sobre cualquier otro tema en la vida del comprador y del vendedor, individual a sus vidas, o sobre la cultura y la sociedad, una persona puede estar acompañada de otra en el momento de la compra, su pareja, una amistad o un niño siendo asi no un comprador sino varios que van juntos, y estas personas en el momento de la compra pueden llegar de venir dialogando sobre cualquier tema de modo que en el momento en que uno se inclina a comprar va comprando mientras el dialogo continua y este dialogo lo escucha el vendedor que ahora ve al comprador comprando mientras dialoga con su amigo, su pareja, su hijo o su sobrino
Mientras uno de ellos escoge la mercancía el vendedor puede entrar con algo que dice en el dialogo que traen y ello desviar la atención de la escena del trueque haciendo que el vendedor se incorpore con lo que dice al dialogo que aquellos traían, un vendedor puede también estar dialogando con alguien más que tiene a su lado en su sitio donde vende y a la inversa ocurrir lo contrario, alguna de las personas que integran el grupo que compra intervenir con algún comentario, pregunta u observación en un dialogo que el vendedor trae con otra persona dentro de su sistema constructivo, o de cualquier otra persona que circunde, en los mercados de hecho se generan diálogos que no siempre son sobre los mercados mismos y las mercancías sino que pueden discurrir sobre temas mundanos.
Decía que un mercado es un mundo circundante en el cual para poder comprender a nivel hermenéutico que es lo que está ocurriendo hay que sumergirse y meterse respecto a lo cual la observación distanciada y silente deja de proveer los insides necesarios para captar el sentido y entender de qué se trata, es requerido, porque el mercado mismo lo exige en su polifonía abandonar el punto de vista y sustraerse de la observación la cual debe ocupar solo un momento del research y de la cual es requerido alejarse, es requerido en su vez inmersionarse pero las inmersiones en el mercado aunque se trata de un mundo circundante tienen sus regulaciones, sus pautas y sus requerimientos.
No es extraño para un hombre que se está exponiendo desde una puesta en escena a otros hombres y para una puesta en escena en la cual se llevará a cabo un trueque que un mundo circundante definido por muchos que hacen esto mientras otros caminan contemplando y decidiendo, que alguien quiera tomar fotografías pues si algo define a los mercados es que en ellos los hombres están continuamente mirándose entre sí, en un mercado todo el mundo está expuesto para ser visto por los demás y no solo visto sino también para ir más allá al arreglo de un negocio,
en este sentido la actitud de la cámara que quiere captar imágenes no es, como podría serlo en una iglesia, algo que resalte por extraño sino antes bien es algo que muy rápido se diluye y tiende a ser diseminado en su ocurrir por el trafico polifónico del mercado, esto le ofrece a la cámara una posibilidad de jugar moviéndose rápidamente entre situaciones y captando ángulos, escenas, momentos gestuales, expresiones faciales, despliegues corporales en la venta, atención a detalles constructivos y de color, e incluso relaciones a su propia presencia como cámara,
si te aproximas a un vendedor para comprarle una mercancía y cuando estas cerca de pagarle o escogiendo el producto, le dices que quieres hacer unas fotos reaccionara normalmente disponiéndose a ello en el mismo modo si te desplazas por los paseos peatonales en que transitan los compradores y vas tomando fotografías de los vendedores, de distintas escenas del trueque y de cosas que circundan a tu alrededor pasas desapercibido, algunas expresiones corporales pueden explicitar una primera reacción de asombro pero de inmediato se diluye, en el mercado la comunicación facial es altamente expresiva y está muy relacionada junto a la expresión corporal con una actividad refleja ver y ser visto, esta relacion ver ser visto es la urdimbre principal del mercado, si en algún lugar dejar de importar ser visto y ver es en los mercados ellos consisten precisamente en ello y dado que al final ese proceso está encaminado a una transacción
es en los mercados donde ver y ser visto se disemina en un sentido económico regido por la lógica misma comercial del mercado, alguien que anda con una cámara también está haciendo un negocio aunque acumule otro tipo de producto y donde cada quien está haciendo su negocio importa poco que para alguien su negocio sea tomar imágenes, pero las situaciones humanas que se dan en un mercado son a su vez para la cámara de un altísimo valor expresivo respecto al material que puede reunirse sobre una cultura especialmente sobre el mercado como cultura
Ahora bien decía que es un mundo circundante pero regulado y uno de los modos en que se expresa esa regulación es el de que en ese estar expuestos a ver y ser vistos como la dinámica general que rige es presentar, contemplar, escoger, vender y comprar, una cámara que no esté sobrecogida en su lógica espacial por esta dinámica quedara de inmediato ajena y perderá el sentido hermenéutico de que se trata, en el mercado hay siempre un quickness grasp, algo que debe ser captado y entendido y una cámara debe entregarse a ese sentido pertinente de los quickness grasp aprendiendo a volverse parte de las lógicas del mercado dentro de sus propias hermenéuticas, es decir que no debe deshacerse o desentenderse de la situación sino que debe adecuarse a ella para encontrar sus posibilidades pues él toma y daca del mercado ofrece el mismo posibilidades para una cámara que integrada a la lógica del mercado podrá desenvolverse hermenéuticamente dentro del mismo pasando como quien dice desapercibida,
obviamente no se trata de pasar desapercibidos en sentido literal, alguien está tomando fotos y posiblemente haya otros que también lo hacen, pero en el sentido de que la movilidad intercorporal del mercado y los modos de desplazarse dentro de sus itinerarios admiten relaciones intercoporales, posturas, actitudes, modo de mirar hacia las cosas y de ser mirado dentro de ellas que ofrecen a la cámara las avenidas para un modo específico de experimentar las posibilidades ensayísticas, investigativas y hermenéuticas del ojo y del osturador, fotográfica o de video lo crucial de una cámara dentro del mercado es que es un recurso de inscripcion con el cual después puedes darte cita o reunirte fuera del mercado para observar los resultados e ir entonces hacia el trabajo de análisis de lo obtenido, selección y edición.
Una sesión de análisis crítico de los resultados de una inmersión con cámara puede surtir un setting interesante de teorización antropológica sobre el mercado y al mismo tiempo ofrecer las pautas para mejorar o enriquecer las formas subsiguientes que serán experimentadas en una siguiente inmersión,
es preciso decir que el mayor por ciento de las veces me sumergí sin cámara y que era mi ojo el que estaba trabajando en la teorización de un sentido de la relacion entre lo visual y lo hermenéutico de modo que más del noventa por ciento de mi trabajo de campo fue sin cámara, pero debido a que si experimente la cámara en varias ocasiones en que pude traerme conmigo a un fotógrafo decidido a inmersionarse conmigo en mi trabajo de campo y poner sus imágenes al servicio de mi investigación, hago estas observaciones,
lo principal que aporta la cámara en el trabajo de campo es que inscribe y deja una memoria de las retenciones visuales de ese día que permite luego volver a ver lo visto y ordenarlo con corta distancia, al mismo tiempo la cámara aunque puede diluirse en la situación del mercado pasando desapercibida como un elemento más en el trafico visual y sonoro, no deja de envolverse en el toma y daca de relaciones ver ser visto y por lo tanto limita o circunscribe el ámbito hermenéutico desde el momento en que limita y circunscribe el radio de acción corporal,
con una cámara no puedes entrar en un dialogo o de seguro no en un dialogo bien diluido en una dinámica hermenéutica pues por muy diluida que quede es siempre como algo visto puntual un modo de estar menos o de estar de otro modo en la situación y ello la limita en sus formas de entrar a ser parte puede entrar a ser parte y llegar a serlo pero de un modo el cual a la vez que le ofrece sus posibilidades también la limita
Este concepto de las posibilidades entre lo que es un potencial y lo que es una limitación aparentemente tan sencillo para nada lo es y reviste para mí una importancia en el trabajo de campo, para mí un trabajo de campo es siempre una relacion entre inscripciones, la inscripcion que uno trae conlleva consigo sus posibilidades y sus limitaciones, las posibilidades son ellas en sí mismas avenidas que se entienden teorizando tus inscripciones, estas últimas incluyen varios planos y niveles, varios estratos pues las inscripciones son también estratificaciones, tu traes unas inscripciones para contigo, que traes por ti mismo, ellas te capacitan y te limitan a las vez que crean tus avenidas de relacion a una cultura, según mis inscripciones se abren para mí un abanico único de posibilidades de relacion con una cultura las cuales son imposibles para ti y de difícil acceso para ti debido a que no tienes mis propias inscripciones sino otras distintas a las mías, pero las mías a su vez son limitaciones, por otro lado, las inscripciones no son solo las que uno trae, sino las que inscritos como tú le han significado antes a esa cultura y están inscritas en sus acerbos,
Tenemos aquí pues que la inscripcion es relevante en el trabajo de campo en cualquier trabajo de campo pero que en el trabajo de campo en los mercados para la teorización de la observación participante los análisis que estoy desarrollando sobre la imposibilidad de sumergirse en las lógicas de sentido común y en las hermenéuticas que pueden dar los quickness grasp del mercado manteniendo la posición del observador distante y silente, son imprescindibles para la teorización y comprensión de los modos específicos que adquiere la inscripcion dentro de los mercados.
En primer lugar los tomas y dacas intersubjetivos no tienen en los mercados la misma intensidad en todos sus settings, con excepción de la puesta en escena puntual entre el comprador y vendedor cuando se efectúa el trueque que es la forma de comunicación en los mercados dentro de la cual el toma y daca intersubjectivo adquiere su momento más denso y climático en que se generan diálogos etc., hay un toma y daca de traducciones y comunicaciones intergestuales e intercorporales en los mercados en el cual las comunicaciones no llegan a conformar tramas densas me refiero al hecho de que la inteligibilidad que configura las pertinencias intergestuales e intercorporales en el mercado puede darse en un sentido general del desplazamiento y de la relacion ver ser visto observador siempre observado que hace del mercado un exponerse a los demás y en transitar entre ellos de acuerdo a lo cual todos estamos haciendo más o menos lo mismo o algo parecido sujetos a razones y motivos similares
Hay en el mercado sobreentendidos pero no en el sentido de que un acervo de cultura acumulada se presta a la interpretación de un contenido denso cargado de significados, sino en el sentido de que la generalidad de una situación está prefigurada como lo que hace las dinámicas de ese mundo circundante, en un mundo circundante en el que muchos se están exponiendo unos a los otros dejando saber lo que quieren mostrándose y mostrando y en el que unos compran y otros venden a la vez que no pocos simplemente sensorialmente disfrutan, los intercambios corporales no requieren con frecuencia recurrir a continuas explicitaciones.
Como he dicho en otros ensayos asigno al concepto de explicitación una gran importancia hermenéutica es un concepto trabajado por Habermas en la primera versión de su teoría de la comunicación, pero ciertamente dentro de los mercados si seguimos la trama de sus dinámicas sumergidos en ellas no tantas cosas son requeridas de hacerse explicitas como antes bien de hacerse en algún modo inteligibles desde una generalidad esto podría remitir a mi idea antes discutida de una cierta superficialidad en los mercados, esta idea de superficialidad se refiere a una fenomenología del mercado, hacerse inteligible es suficiente en los mercados atenidos a la hermenéutica de sus lógicas visuales e interpretativas dentro del hacer sentido de lo que hace a los mercados mundos circundantes, hacerse explicó es en realidad algo que presupone y requiere un tipo de toma y daca intersubjetivo algo más profundo o denso en lo relativo a la pragmática de la comunicación menos usual en los mercados,
mientras en un dialogo imprevisto habría siempre que también hacerse explicito, no será por lo general muy frecuente antes bien más frecuente será hacer inteligible lo cual puede radicar en un número significativo de intercambios gestuales e intercoporales en apenas procesos de legibilidad pertinentes en el intercambio de miradas y expresiones corporales sin requerir necesariamente el recurrir a la palabra hablada.
Esta última indudablemente interviene pero en situaciones no frecuentes, lo anterior me ofreció la posibilidad de abstraer y a las vez considerar como parte del trabajo de campo estas comunicaciones extraverbales, ya no únicamente entre yo en mi estar allí entre ellos y las dinámicas que se generaban en mi torno con las personas en general y con la puesta en escena del vendedor y del trueque, sino también en la sola apreciación de sus propias lógicas, la comunicación extraverbal no solo me reportaba a mí un sentido de los quickness grasp del mercado, el cómo moverme y avanzar en la relacion entre mi research, el trabajo de campo y lo que iba colectando del trabajo de inmersión, sino también un quickness grasp sobre las comunicaciones entre ellos, en el mercado de por si los vendedores se comunican continuamente de forma gestual usando el cuerpo tanto en torno a sus objetivos de mercado, vender, comprar, captar clientes, lograr lo que quieren, desenvolverse en el modo en que prefieren, sino también como el modo regente de inteligibilidad hermenéutica en el mundo circundante, lo que era para mí la construcción de esa hermenéutica en base a la fenomenología del mercado y de mis posibilidades en las situaciones, era en cierto modo también algo que captaba yo de las propias lógicas regentes en los mercados perse a mi presencia.
Las recreaciones culturales del consumo son entonces a la postre y en ultimo nivel la instancia alrededor de la cual se recoge todo el sentido del mercado como puesta en escena y como ceremonia ritual que lo hace una tradición cultural, más allá de la mise in scene inmediata del vendedor respecto al comprador y de muchos al mismo tiempo respecto a muchos potenciales compradores, y más allá de la mise in scene del trueque que rige sus lógicas in situ, las recreaciones culturales del consumo explican el sentido simbólico en su conjunto de esa puesta en escena, un mercado urbano y popular es el mismo una escena de venta regida por la actividad del consumo, pero al mismo tiempo el mercado como puesta en escena visual de una cultura que incluye expresiones materiales, construcciones autocreadas, modos de acampar, sistemas de amarres, usos de materiales y colores, formas de posicionarse en el espacio y vestirse, modos de disponer las mercancías, tipos de mercancías en venta y comunicaciones intercoporales, es el mismo a su vez una recreación cultural de ese consumo, el mercado reinventa culturalmente como emplazamiento y enclave al consumo reasimilandolo culturalmente.
Este concepto de recreaciones culturales del consumo explica no solo la espectacularidad de su carácter escénico, sino que también trae a colación una distinción compleja en la cultura entre lo que consideramos autentico y lo que consideramos de una vez influido por una actividad de consumo por cuanto esta última regida por el busssines y por la masividad del gusto de la gente y sus preferencias, simultáneamente simbólicamente recreado por la publicidad y las retoricas de la seducción sensorial alrededor de los productos, tiende a poner entre paréntesis el sentido de que los objetos, artefactos o productos simbólicos puedan ser algo más que adecuaciones convenientes a la venta y en ello alejarse de los parámetros culturalistas entendidos en un sentido que remita a la forma original o originaria de los símbolos en una cultura, pero poner el acento sobre esta supuesta dicotomías aleja de la comprensión del hecho de que lo que hace tradición cultural al mercado es precisamente esa recreación y que las culturas en última instancia son siempre invenciones de este tipo, no hubo nunca en sentido antropológico una cultura en la que el comercio no regulase el intercambio simbólico y la producción de bienes que para poder reproducirse tienen que venderse
Las recreaciones culturales del consumo en este sentido niegan la dicotomía y con ella la idea de un punto de vista nativo establecido en un modo rígido o inflexible, en el mercado los símbolos son recreados para adecuarse el consumo y por lo tanto dejan de responder a una idea de remitente originario que no presuponga en lo que lo hace reproducción cultural, esa actividad de comercio en sí misma.
Un inglés, un estado unidense, un holandés, pueden caminar por estos mercados y ver en ellos mercancías, objetos y bienes de procedencia inglesa, estado unidense u holandesa y preguntarse si acaso los hombres del mercado están apropiando lo que según ellos proviene de sus culturas, pero según esta acepción están presuponiendo que la cultura de ese hombre del mercado puede ser retenida y remitida a una cantidad de objetos o bienes simbólicos que conformarían ellos en sí mismos los auténticos de su cultura respecto a los cuales entonces los provenientes de la suya serian apropiados.
Esta lógica no solo ingenua sino además desconocedora de lo que hace y conforma la cultura de ese hombre del mercado, no solo desconoce que desde que los bienes de sus culturas están en el mercado libre comienzan a ser de una vez asimilados por las nuevas culturas, ello, que se expresa en el mercado de alimentos, vestuario y bienes de primer orden, también se da en la cultura intelectual y teórica.
Las recreaciones culturales del consumo alteran y dislocan las presuposiciones culturales sobre el punto de vista nativo al mismo tiempo en que las relativizan, muestran que las culturas están unas dentro de las otras y pertenecen unas a las otras, transforman los referentes de sus propias culturas o bien de cuestiones universales, pero lo que hace peculiar mi trabajo de campo en estos mercados, entre otras tantas cosas que dan peculiaridad a mi trabajo de campo, es que las recreaciones culturales del consumo no son un tema o algo a ser versado sino el centro mismo de lo que estoy investigando al hacer trabajo de campo en estos mercados, es decir, que estas recreaciones son ellas mismas uno de los fenómenos que centran la atención de mi trabajo de campo.
Hasta aquí he teorizado en su totalidad el modo en que yo entendí e hice el trabajo de campo solo cuando se trataba de inmersionarme en los mercados, me refiero a aquel periodo de dos años anteriores a iniciar a trabajar con Fernando y Elaiza,
Notes
-Para un análisis previo en antropología sobre los mercados son significativas las reflexiones de Stephen A Tyler en su ensayo A Point of Order al respecto cito a Stephen:
On the analogy of physics, we focus on transactions that signify just the objective movement of things, forgetting that exchange may also affirm the moral basis of society.
Transactions do not just signify~ the movement of goods, they symbolize mutual obligation. The objective movement of goods can only signify the fact of exchange, and because it thus implies nothing more than exchange, it cannot by itself reveal its meaning, cannot speak of what it symbolizes. We must distinguish then, between transactions that merely signify and those that symbolize. Thus, when an Indian farmer, from his hard-won crop, gives a traditional share of grain to the blacksmith who fashioned his implements of production, it is not just a payment for goods and services but an affirmation of a continuing relationship which recognizes the fixed pattern of statuses and symbolizes the performance of mutual duties. His act symbolizes the moral obligations of the social order. It symbolizes dharma in both of its senses as duty and order, The mutually implicated acts of the farmer and the blacksmith are simultaneously expressions of their respective duties (dharma) and affirmations of social order (dharma).
Significantly, economic transactions are but one of the many possible settings in which these group relations may be symbolized. The giving and taking of food, the exchange of women in marriage, precedence in ceremonies, patterns of respect and deference in speech and behavior, and performance of religious observances serve equally as appropriate settings.
in the Dharrna S6stras nothing is more clear than that the moral or cosmic order (dharma) dominates the economic and social orders. This view contradicts our notion that "business is business," the predominant presumption distilled out of the historical circumstances of the Western experience of the industrial revolution.
We first see this conception of society as a transcendent unity created by transactions between egoistic atoms in our idea of the market, and we trace this purely cognitive transformation of the idea of the market from that of a concrete locality to a transcendental abstraction in the writings of proto- economists of the eighteenth century who both effected and documented it. In its earlier concrete form the market was simply a neutral place of ex- change, the brief meeting of strangers solely for the purpose of handing over natural goods, goods which had not been culturally transformed, which had not become symbolic.
They were places set aside, immunized as it were, from the surrounding culture-not just secular places, but places of pure objectivity. They were concrete localities where objects of one kind came together in exchange for objects of other kinds. They were meaningless places where disparate groups could meet without incurring moral obligation, places where citizenship, persona, and soul could be forgotten. because they implied amorality it is not surprising that they should so often have been associated with carnivals. Fairs were, and anyone who has in his youth walked a midnight midway can affirm that they still are, both places of exchange and settings in which everyday morality is temporarily set aside. Fairs, and early markets too, combined exchange with the atmosphere of a carnival.
This leads us to ask: "What then is the basis for a metaphoric identity be- tween exchange and sacrifice?" There are several, such as for example, the giving of gifts (cf. Tyler 1973:164-165), but more importantly, both sacrifice and exchange imply something about the transformation of one thing into another, the assignment or reassignment of meaning. The root metaphor for this whole process is the idea of creation, that original formation of order out of chaos, that first transformation of the natural world which changed it into a meaningful cultural world. I am suggesting that this process of establishing order out of the disarray of natural phenomena constitutes the basis for the homology between sacrifice and exchange in general.
Stephen A Tyler, A Point of Order, Rice University studies
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